domingo, 17 de marzo de 2013




Sólo hay gritos cuando rompe el silencio contra los acantilados en la noche;
desaliento que husmea entre los regueros de un deseo.
¿Adónde se fue nuestra alborada,
aquélla en la que el sisonte dormido despereza sus alas?
Cautivo y desarmado
humillo mi cabeza sobre el cuenco de tus manos y enarbolo bandera de rendición.
Es tu recuerdo plomo fundente en los arrabales de mis diástoles,
quedos taconazos que la madrugada engulle.
Vertida en un verso impregnas el tiempo que no hemos vivido;
te escapas entre mis dedos como polvo de nácar.
Se fueron, nuestros futuros se fueron como gaviotas asustadas,
sin embargo aún tú picoteas la médula de mis ansias.
Fugitivo en las sombras tus gemidos araño,
no decir que te amo es la peor de mis conjuras.

viernes, 6 de enero de 2012

en el ansia de los sueños.




Apareces, trémula,
allá donde el ansia de los sueños
se disuelve en el rocío que exudan los insomnios.
Eres sombra que se esconde entre las llamas de una hoguera,
fugaz contoneo de anémona en la inmensidad
de una noche con hambre de besos.
Conoces bien los laberintos
y rondas mis sombras como ninfa ebria
de otras trementinas, de otras mieles,
ésas que nunca fueron las nuestras.
Quiero que seas húmeda brisa
que se embadurna entre mis brazos,
pero la voz que te nombra nunca te toca;
desapareces entre los recovecos de mis huellas
cuando sucumbo al abismo de tus silencios;
voraces fauces devoran el olvido
allá donde tus pasos quedos
impregnan de añoradas fragancias
los lugares donde nunca se escucharon nuestras risas.
Hay jardines con escondidos recovecos
donde mis sueños aguardan cada noche
la presencia de tu etérea figura,
esquiva y caprichosa,
mientras recorren las calles susurros
que anidaron en las copas de los tréboles.
Tu ausencia astía los campos,
agosta valles que jamás conocieron serenos vientos,
anega empeños enmohecidos dentro de un baúl,
aguarda, contumaz, al tibio sol de la mañana.
Hebra de vida que se aferra a una historia
jamás vivida, siempre soñada,
lágrimas de cristal pulido que engulle
silencioso el sumidero oscuro.
Y sé que acechas mis pasiones
porque empiedran mi pecho aguijones del alcanfor;
olvidaste rastros de madrugadas perdidas
con finos aromas de silos prohibidos.
Y si despierto ahora es porque sueño
con las revueltas de meridianos imposibles
que conducen hasta tus anaqueles más codiciados,
con la angostura de los desfiladeros
con la calidez de los lechos marinos.
No existen episodios que prolonguen una historia
que germinó raquítica entre dedos de mármol
ni cantos ni odas, ni lánguidos versos
que se deslicen entre las notas de un vals de Brahms.


jueves, 13 de octubre de 2011

La Rivera

 

No hay piedra que no sea hermana
del ocaso que difumina el polvo del camino,
ni botas que no sueñen con lenguas de ríos
que lamen las  heridas de un recodo perdido.
Los linderos esconden momentos
muertos que escaparon al tiempo
que chorrea entre mis dedos;
agostados los corazones,
las huellas de mis pasos
se exiliaron a países más cálidos.
Las palabras revolotean en la rivera,
la brisa abraza aromas de jara y
aún no ha llegado rocío que bendiga este encuentro
remansado entre los juncales del olvido.
No hay sueño que no se desvanezca
como promesa de un niño
cuando la aurora araña los cristales de la mañana,
ni pavana que anhele una infanta
si no yace en alcoba de arrayanes.
No es otro hoy el día que aquél
ése en el que no vuelan más las palomas
buscando palmares que barruntan el sur,
no hay muchachas que mojen sus pies
en el almíbar del cáliz de una toronja.
De los pasos que no he dado,
de los hijos que perdí,
de las vidas que no he sido
sólo queda el lamento de tus dedos
cuando arrancan de una guitarra
el quejío de una taranta.

domingo, 2 de octubre de 2011

Las calles que conducen a tu frente



Las calles que conducen a tu frente 
se han vestido hoy de caracolas malvasía,
de ojos zarcos que chapotean en aguachares.
En las veredas que socavan tu frente
hay soldaditos de plomo que venden vidas al por menor,
buhoneros que guerrean contra asaltadores de destinos.
Por la liana de tus nalgas 
se descuelgan monos de colores con ánimo de molestar,
no hay camino que llegue a tu frente
ni vereda que rodee tu cuerpo,
solo crápulas emboscados asedian a la luna llena.
En los empedrados de mi corazón
los  sentimientos más elevados son los del lagarto
cuando pinta de azul los peñascos del majano,
manojo de luces descansan bajo losas de mármol.
Hay niños de rocío que manipulan los recreos,
de los dinteles cuelga la sombra de los necios,
no hay medicina que cien años cure
la enfermedad de los desamores que han cristalizado
ni promesa que absorba el polvo de las hornacinas.
De los balcones de tu frente cuelgan guirnaldas de cruces
y lívidos sonríen  los muertos de amores,
livianos escoyos de plata se disuelven en el amargo café de tus ojos.



miércoles, 28 de septiembre de 2011

Gorriones sin sueño



Hay gorriones que toman el sol sobre el asfalto,
pájaros que brincan al son de una marimba de papel de plata.
Olvidaron volar cuando el viento los llamaba,
bolitas de caviar con mirada de queratina,
aves que adormilan a la luna llena,
no saben ya de sueños
ni conocen el trigo en sus campos
solo temen a la aurora
y a los niños con desgana.

martes, 27 de septiembre de 2011

Amores de Contrabando


Había ecos de nuestras palabras que el viento arrastraba de acá para allá,
se arremolinaban en esquinas,
ascendían vertiginosos por tiros de escalera,
se posaban en cornisas,
caían plácidos hasta que
de nuevo
el viento los hacía suyos y vuelta a empezar.
Nunca pensé que nuestros pasos se diluirían entre el feldespato de las aceras
ni que huirían como los amores de contrabando,
fue la nuestra una historia fugitiva
de urgencias entre bastidores.
Compartíamos cigarrillos en la madrugada
como quien comparte destellos de muerte
nos fugábamos por los callejones
y borrábamos nuestro aliento
para que no pintara el reverso de los cristales.
Ahora no hay risa que no se mudara de barrio
y los funcionarios del desaliento
retimbran vidas que se escaparon por el sumidero.
Ahora no hay día que no vea muchachas de pecho de sándalo,
dormitan en el alféizar de la ventana,
persianas bajadas y mosaicos de sombra,
humedales de aromas
fragancias de niña que alumbra alondras de metal.














lunes, 26 de septiembre de 2011

Libélulas azules dormitan al filo de tus párpados


Libélulas azules dormitan al filo de tus párpados
liban llanto de vientos que azotan tu vientre,
amamantan desvelos
anidan en tus senos de fugitiva sirena de mar.

Sueñan tardes aguamarinas
amapolas trémulas  que acosan mariposas de alcanfor,
son susurros de humedad
tu fértil valle y tus simas desoladas.

Lechos de sal cubrieron corrientes que anegaban anhelos,
amo a las niñas de agua que sueñan con el añil de tus libélulas.